lunes, 16 de marzo de 2009

Llegó con su espada de madera y zapatos de payaso a comerse la ciudad. Compró suerte en Doña Manolita y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar un vals como dos enamorados y dormirse acurrucados a la sombra de un león. "¿Qué tal? estoy sola y sin marido gracias por haber venido a abrigarme el corazón."

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