martes, 13 de enero de 2009

Hay oportunidades en las que nuestras vidas vamos infructuosamente detrás de alguien para que nos ame. Hacemos y hacemos cosas, hacemos hasta lo que pensamos que jamás ibamos a hacer y nos imponemos el peor y los peores sacrificios, lo más absoluto de nuestras fuerzas esta en juego para conseguir el amor de aquel.

"Cuenta que una bella princesa estaba buscando esposo, aristocratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos, joyas, tierras, ejercitos y tronos conformaban los absequios para conquistar a tan Especial Criatura. Entre los candidatos se encontraba un joven plebello que no tenia mas riqueza que amor y perseverancia. Cuando le llego el momento de hablar, dijo:- Bellisima princesa ta he amado toda mi vida, como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, yo te afrezco mi "sacrificio" como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana sin más alimento que la lluvia y sin más ropa que la que llevo puestas. ¡Esa sera mi ofrenda! La Princesa conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar - Tendrás tu opotunidad. Si pasas la prueba, te casarás conmigo y así pasaron las horas, los días, el pretendiente estuvo sentado soportando vientos, la nieve y la noches heladas sin pestañar con la vista fija en el balcon de su amada. El valiente vasallo seguió firme en su empeño sin desfallecer un momento, de vez en cuando la cortina de la ventana del cuarto real dejaba traslucir la delta figura de la Princesa, la cual con un noble gesto y una sonriza aprovaba la tarea de ese amante. Todo iba a las maravillas e incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos. Al llegar al último día, los pobladores de la zona habían salido a animar al proximo Monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo ante la mirada tonita de los asistentes y la perplejidad de la princesa. El joven se levanto y sin dar explicasiones alguna se alejo lentamente del lugar. Una semana después mientrás deanbulaba por un solitario camino, un muchacho de la comarca lo alcanso y le pregunto a quema ropa: - ¿Qué fue lo que te ocurrió, estabas a un paso de lograr la meta, por qué perdiste esa oportunidad, por qué te retiraste?Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, aquel joven contesto en voz baja:- Ella no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora, en realidad no merecía mi amor..."

Y cuando uno transita por la vida detrás del amor de alguien y aquel no le ahorra uno, ni un día, ni un minuto ni nada de sufrimiento. Aquel no deja que uno proyecte ese deseo de amarlo y no deja que se concrete esa historia. Aquel se sube a lo alto y pretende que uno escale y escale eternamente para alcanzarlo. Entonces uno debe tomar lo que tiene e irse porque en realidad nadie merece nuestras lagrimas sino es capaz tambien de llorar por nosotros.




Siempre odié los martes 13 porque me considero una persona un poco supersticiosa
y siempre pensé que lo iba a dejar de ser hasta que me pase algo bueno y así es el día de hoy. Justo hoy me puse a leer esto y justo en ese momento, no creo en las casualidades.
Estoy tan feliz que me voy a llamar a Machín
a pesar de que sean las cuatro y media de la mañana (:

1 comentario: